POR QUÉ NO ZLOTOGWIAZDA?

- No nos gusta su pelo.

POR QUÉ NO ZLOTOGWIAZDA?

- Es muy difícil pronunciar su apellido.

POR QUÉ NO ZLOTOGWIAZDA?

- Es mucho más difícil escribirlo y para una dirección de blog es complicadísimo. O sea, es anti popular.

POR QUÉ NO ZLOTOGWIAZDA?

- Físicamente, Tenembaum lo tira a la mierda.

martes, 21 de julio de 2009

ay...

en 13:37 0 comentarios
Tengo tanto miedo con él.
Me concentro en la pantalla azul. Un primer plano sobre las aspas de un helicóptero me echa viento en los párpados. La actriz quiere arreglar su cabello, despejarlo de la cara y permanecer hermosa.
No. Ese plano americano no es el adecuado.
Me resigno en el sillón.
Buscando al héroe que me salve de él, abro la puerta.
Pienso que es necesario. Acepto la falsedad de los argumentos.
Dejo que las cosas se mueran así: con mi cuerpo descomponiéndose debajo de otro.
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sábado, 11 de julio de 2009

ya deberías haberlo aceptado (otra vez)

en 11:26 3 comentarios
Llegás a la oficina antes del mediodía y te encontrás con ella detrás del vidrio, arqueando su columna en el sillón giratorio.
Le preguntás como está.
Te dice que hoy se enteró que su madre va a morirse.
Vos no decís lo que se te viene a la cabeza.
No le decís: "cómo? no lo sabías?"
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sábado, 4 de julio de 2009

10% de descuento en tu tristeza

en 12:01 9 comentarios
Cuelga de su brazo un canasto donde duermen filetes de sábalo y una botella de vino que aplasta las verduras. La urgencia se le escurre entre el plástico, balanceándose en los pies.
Adivino que compró su abrigo en una mesa de saldos. Seguro es uno de esos hombres que guardan un peine en el bolsillo y vigilan su pelo en las vidrieras.
Él está delante de mí en la fila que formamos hacia la caja rápida. Somos una especie de hormigas que no soportan su propia carga y nos miramos con desconfianza.
Deberían poner esos carteles luminosos indicando el tráfico y la demora; advirtiendo el momento en que se convierten en cajas lentas. Así uno toma otro tipo de decisiones como por ejemplo, suspender la elección de los alimentos congelados dando un paseo por el sector de los electrodomésticos o la blanquería (acariciar las toallas buscando algo que provoque la epidermis, que la roce de manera amable. Detenerse en las fundas de almohadones y planear tener almohadones).
La espera es insoportable frente al estante de velas perfumadas y entonces el hombre urgente se da vuelta y quiere hablarme. Me recita parte de la constitución y los artículos sobre la defensa del consumidor. Habla de las horas que pierde la gente con la promesa del 10% de descuento. Que no deberíamos acostumbrarnos a eso.
Arrugo la cara y le muestro los dientes. Le digo que no tengo tiempo para hablar y que debo leer los códigos de barra de las cosas que llevo. Me pregunto en voz alta mientras revuelvo estúpidamente: Donde dejé la taza multicolor? ¿ Y los individuales de Charles Chaplin en oferta?
El hombre me muestra la espalda y deja caer sus palabras en el canasto.
Es un viernes tan frío, tan precario en el piso recién encerado. Abandonaría allí mis instintos, le pondría un precio accesible.
Luego dejaría todo lo que sé en los envases de vidrio a cambio de una sonrisa espontánea de la cajera. Deseo que su día franco caiga un domingo. Que ella pueda quedarse dormida después de coger. Que no recuerde, al menos por unas horas, el sonido de los tickets imprimiéndose y al idiota de su supervisor.
Avanzo hacia donde cuelgan las baterías y las hojas de afeitar. El hombre impaciente saca un peine del bolsillo de su saco y corrige el mechón que le cae sobre la oreja.

- Del otro lado también.

Él confía en mi y echa hacia atrás el otro mechón. Me agradece con una sonrisa.

- Usted no debería seguir esperando- susurra.

- Ya estamos, casi- le digo en voz alta. Lo más alta que puedo.

- Lleva demasiadas cosas impares. No se acostumbre a eso.

- Le toca- le señalo con el dedo la caja.

- Los individuales.

- Qué pasa con los individuales?

- No los lleve.

- Por qué?

- No es Chaplin. Y usted se dará cuenta recién cuando llegue a su casa.


Reviso uno de los plásticos. No es Chaplin.
Pienso en las cosas que no son. Busco las coordenadas de mi espera y miro hacia atrás. Noto la congestión de cuerpos hablando de política o de la pandemia. Cierro los ojos y recuerdo el miedo que siento cuando despierto en las mañanas. Las preguntas que me hago. Las plantas de los pies oscurecidas de tanto andar descalza. Los sonidos que salen de mí en posición horizontal.
Dejo caer la cesta de compras y busco la salida a la calle.
No quiero morirme ahí, entre las ofertas.
Y que no sepan a quien llamar.
Y que tapen mi cuerpo con bolsas impresas con el logo del supermercado.
Y que el hombre urgente salga bien peinado en los noticieros contándoles que habló conmigo.
Que no había imaginado otra muerte para mí.
Que no era Chaplin, por dios!
No era Chaplin.
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