Cuando las cosas ya pasaron. Cuando uno da vuelta la cabeza, pone la nuca al revés y la mantiene del un lado inesperado, empieza a considerar el mundo de otra manera.
Uno dice como Alejandro Sanz: “No es lo mismo”.
También dice: “pero entonces... no era como yo creía”.
Y entonces es un quilombo.
Porque resulta que ahora uno “creía” y antes no.
Ahí es cuando comienzo a pensar que los adultos nos hemos vuelto estúpidos.
O tal vez, cierta clase de adultos.
Prendo la tele y veo a Lalo Mir en su casa de Buenos Aires. Siento que es como mi hermano porque nacimos en el mismo lugar. Pareciera que el “pertenecer” al mismo territorio me da más derecho de quererlo e incluso de compartir cierta manera de ver las cosas. Él tiene unos 20 años más que yo, pero hemos transitado ciertos lugares comunes: fuimos a la barranca de San Pedro a juntar arcilla para los experimentos de la escuela; jugamos ahí a las escondidas y tal vez nos descubrieron demasiado rápido; anduvimos con la “multiuso” por calles de tierra, cerca de la escuela Normal y escuchamos a Pepe Benseny, el locutor más famoso de la única radio que existía en aquellos tiempos de fotos en blanco y negro.
Me entero que Lalo tiene 3 hijas, que le gusta cocinar, que come un sándwich muy curioso con queso, aceitunas y papas de copetín entre panes de salvado.
Y veo que tiene una casa muy linda, que es divertido y que además se le nota desde el cristal de mi TV de 21 pulgadas que ama lo que hace, que dice lo que piensa y que sonríe porque tiene ganas.
Y entonces pienso en los adultos como yo, que rondan los 30 y pico, que se sienten derrotados en varios aspectos: el trabajo bien, pero deberíamos ganar más; nos gusta hacer cosas que perpetuamos como hobby así no nos comprometemos en trabajar en ellas y ser buenos; no tenemos hijos, ni pareja, sentimos que el mundo es una mierda y que es demasiado tarde para transformarlo en algo bueno. Decidimos flotar en las baldosas, esquivar las cacas de perro, putear a sus dueños cuando no están, practicar la cobardía urbana de no entrar en un local de ropa para preguntar el precio. Ir por el mundo chequeando la hora en el celular, llegando tarde a cualquier lado.
El calor hace todo más difícil, es cierto.
Las crisis de todo tipo, la de los americanos, la nuestra, la del campo, la de Cristina, la de Nazarena, la de Disney, la de Donald (Trump) nos afecta de la misma manera violenta. Nos oprime, nos hace sentir inseguros.
Y lloramos cuando nos duchamos.
Pero Lalo Mir aparece otra vez después de un par de publicidades muy muy creativas, dejando que la chef (que tiene una gran personalidad) le abra la heladera y mire que tiene manteca, embutidos, comida en viandas, gaseosas light y huevos.
Eso, tiene huevos.
Perdió el miedo e inventó un mundo sonoro. Hizo cosas maravillosas en la radio y es muy respetado entre sus colegas y los oyentes. Pero no sólo por lo bien que le salió. Sino porque lo hizo.
Y los adultos como yo permanecemos del otro lado del televisor envidiando eso. Teniendo miedo, sosteniéndolo en las falanges, escarbando las uñas para que no se vea la mugre, sintiendo el escalofrío propio de quien se da cuenta de que tiene que detenerse ahí y avanzar.
Si estamos acá y él allá, es por el recorrido.
Deberíamos darnos la chance de rondar precipicio, de evitar la seguridad de los semáforos (nosotros, muy idiotas, creemos que nos garantizan el paso), de caminar lento con zapatos sin plataforma. Inventarnos un lenguaje callejero y ecológico, que funcione con la luz solar y sólo cuando estamos en la intemperie, que nos obligue a salir de acá, de ahí, de eyectarnos de la posición sentada y cómoda del espectador...
Dejar de especular de una vez por todas
y llamarlo
y decirle que lo amo.
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6 comentarios
El texto genial m y quizas por la diferencia de edad (21 tengo ) no considere esas mismas cosas que vos , pero tambien lo vi al gran La lo con gente en su cocina.
otera cosa: que leas Bolaño para mi es genial.
Amo al genio chileno.
estoy terminando los detectives . y Ya lei Putas asesinas, genial por cierto.
Bueno , saludos desde mendoza,..
si queres pasate por barrabasadas a leer poemas.
hola mendocino. De Bolaño lei 2666. Bellisimo.
Entré a tu blog y me gusta tu poesia.
Tus 21 parecen 40 cuando te leo.
saludos desde Rosario, con música de fondo.
amo a lalito desde que lo escuche la primera vez, amo cu creatividad su frescura su don de gente su profesionalismo su espoiritu aventurero y su movimiento constante... grandes profesionales de la radio han aprendido con él, han hecho sus primeras armas a su lado y ahora lo admiran como a un pai mientras lalo no les da bola y sigue haciendo y produciendo: elizabeth vernacci, mario pergolini, matias martin, edu de la puente, fernando peña, coco sili, juan di natale, ernestinapais y muchos mas!!
dale,
no lo dudes y llamalo
beso
Gracias Rastelman. No lo llamé. Y sospecho que ya es tarde.
Respecto a Lalo, coincido con vos.
Gracias de nuevo. Un beso.
"No hay limite de tiempo...puedes empezar cuando quieras." Dice Brad Pitt en Benjamin Button.
Y si salió mal ...habrá que volver a empezar.
No miré a Lalo...me miré ...te miré...y bueno quizás no salga nuestra heladera vacía en la tele, pero con alguien nos escuche será suficiente.
Euge, al menos escribimos. A mi me salva, muchas veces.
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