- ¿En qué pensás?
Es una pregunta disparada sobre la curva ascendente de mi boca.
Tengo el blanco en la cabeza, una pupila condensada en el cerebro. Lo miro y no opino sobre la mielina y los neurotransmisores.
- En nada.
A veces el mundo mide el ancho de una cama de 2 plazas.
El está ahí un tiempo. Desata los dedos y los pone en mi espalda. La trata como a un piano. Dibuja un pentagrama en las vértebras y susurra el estribillo de una canción.
Dejo que eso suceda despacio.
En unos segundos voy a decirle algo gracioso y distraerá las uñas sobre mí. La risa le va a temblar en el cuerpo y va a ser contagioso.
Aún así, no puedo decir que seamos felices.
- Me tengo que ir
- Bueno.
Tomo impulso con los brazos. Me visto prestando atención en las costuras. Aliso el pelo con la mano abierta y voy hacia la puerta sabiendo que las llaves están colgando de la cerradura.
El ascensor es tan predecible como nosotros en el pasillo.
Me pregunto sobre mis intenciones de besar a alguien de madrugada. Ser tan íntimos en la calle es una contradicción que ambos soportamos.
En pocos minutos, retomo la posición horizontal. Puedo ver la manera en que las nubes amenazan el feriado. Un contraste deforme sobre los edificios transpirados.
Debajo de los párpados, sueño con morirme junto con el mes de mayo.
Este año sucederá un domingo.
Es una pregunta disparada sobre la curva ascendente de mi boca.
Tengo el blanco en la cabeza, una pupila condensada en el cerebro. Lo miro y no opino sobre la mielina y los neurotransmisores.
- En nada.
A veces el mundo mide el ancho de una cama de 2 plazas.
El está ahí un tiempo. Desata los dedos y los pone en mi espalda. La trata como a un piano. Dibuja un pentagrama en las vértebras y susurra el estribillo de una canción.
Dejo que eso suceda despacio.
En unos segundos voy a decirle algo gracioso y distraerá las uñas sobre mí. La risa le va a temblar en el cuerpo y va a ser contagioso.
Aún así, no puedo decir que seamos felices.
- Me tengo que ir
- Bueno.
Tomo impulso con los brazos. Me visto prestando atención en las costuras. Aliso el pelo con la mano abierta y voy hacia la puerta sabiendo que las llaves están colgando de la cerradura.
El ascensor es tan predecible como nosotros en el pasillo.
Me pregunto sobre mis intenciones de besar a alguien de madrugada. Ser tan íntimos en la calle es una contradicción que ambos soportamos.
En pocos minutos, retomo la posición horizontal. Puedo ver la manera en que las nubes amenazan el feriado. Un contraste deforme sobre los edificios transpirados.
Debajo de los párpados, sueño con morirme junto con el mes de mayo.
Este año sucederá un domingo.
(*) gabo ferro
5 comentarios
Excelente lore...
A veces el mundo mide el ancho de una cama de 2 plazas.
me encantó
para traerte a casa te escrito un cuento(del primer tema)
http://proyectounder.com/discos.php?a=show&id=180
gran disco de gabo!
cada vez mejor, nunca me gustaron las metáforas pero a vos te salen tan sinceras que me las creo. besitos, vero.
Lorena para la cama de dos plazas mas pasion y menos metaforas. exitos
gracias any, fran y vero.
Anónimo: sos la Rampolla?
gracias por lo éxitos.
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