sábado, 28 de agosto de 2010

Vas a ver

en 13:27
Las reuniones de hoy me agotaron. Discutí con Alguien sobre los pasos a seguir. Le llamamos objetivos y le ponemos plazos. Había cosas con las que yo no estaba de acuerdo y entonces solamente pudimos coincidir llegada la noche.
La oscuridad se anticipa en invierno; hay cierta prisa en prender las luces. Todo se parece demasiado a la agonía.
Alguien se ofrece en llevarme a casa y dejo que lo haga. Me dice que estoy pálida, eso es común en mi pero él no se acostumbra. Y dice que mis ojos son hermosos aún cuando las pupilas lo cubran casi todo.
Sonrío. Quiero decir algo agradable. Decir: "me gusta el vestido ese de la vidriera". Pero apenas balbuceo unas cuantas consonantes sin sentido. Me mantengo en silencio, escuchando la guitarra que se evapora desde el estéreo.
Qué pasa si sencillamente no hablamos hasta llegar a mi casa? Eso quiero preguntarle.
Pero él insiste en decir algo ahora de mi delgadez. Pregunta; está verdaderamente interesado en saber cuántos kilos menos tiene mi cuerpo ahora.
Me parece injusto. No va a comerme. Ni va a comprarme ropa. Para qué quiere saberlo? Qué clase de información es esa?
Oigo los ruidos de mis tripas. Imagino la faringe, el esófago, el estómago, el intestino delgado y el grueso. No puedo concentrarme en otra cosa. Pienso en lo que me cuesta digerir la tristeza.
Alguien vuelve a la carga para decirme que estamos a una cuadra y que quiere invitarme a tomar un café. Yo le prometo que lo haremos. Pero no ahora.
Me despido hasta el martes que viene. Hago chistes sobre el fin de semana. Creo que le dí esperanzas de algo.
Abro la puerta del edificio donde vivo. Digo en voz alta que estoy cansada, muy cansada. Vuelvo la cabeza sobre el espejo del ascensor. Caigo en la cuenta de lo mal que me está yendo en las batallas contra mis fantasmas. Me concentro en la mierda de mis expectativas; en el mundo horrible de los enamorados.
Lloro por él y por mí. Por lo novatos que fuimos.
Y entonces recuerdo esas guerrillas y esos hombres que salían a la calle a dispararle a los relojes.
Me digo: es el tiempo.
Ahora digo: no es el tiempo.
Sacudo la cabeza mientras veo por la ventana a los autos desviarse dejando pasar la ambulancia.
Hay un cuerpo tendido adentro con respirador.
Y una mujer que dice: "Todo va a estar bien, vas a ver. Todo va a estar bien mañana".

12 comentarios

Mayra on 28 de agosto de 2010, 13:59 dijo...

Hermoso, Lore, sensaciones tan reales y tan bien descriptas. Gracias.

martin k on 28 de agosto de 2010, 15:09 dijo...

me alegro que vuelva al ruedo, gacela, siempre corriendo contra el tiempo.

cada vez me gusta más lo que escribe, a ver cuándo se convierte al comunismo...

Euge dijo...

De todos sus escritos, para mí, este se acaba de ganar el primer premio. Cualquier cosa que diga va a sonar exagerada, así que con pocas palabras alcanza: Me gustó...mucho.(Y entre nos, no puedo dejar de sentirme identificada...con casi todo, por eso, a veces siento que tus letras aparecen justo, para salvarme de la locura y saber que hay fantasmas...muchos...pero también estamos aqui escribiendo y leyendo...y eso ya es ganar una batalla, no?) Euge.

Albertina on 29 de agosto de 2010, 20:49 dijo...

Ey may! gracias a vos.

Martin K (sé que esa K no es del kircherismo). Necesito tu ayuda para convertirme al comunismo. Estoy haciendo la tarea.

Euge: gracias por el premio. Que no se queden los fantasmas para siempre. Ya vamos a ganar alguna batalla. De hecho, ya hemos ganado varias, o no?

eugenio dijo...

me encantó, porque el pensamiento es esclavo de la vida y la vida se deja engañar por el tiempo, por eso el tiempo, que cuida del mundo todo, debe detenerse... ¿no?

Albertina on 7 de septiembre de 2010, 22:50 dijo...

debe detenerse, pero...
es una batalla perdida.
:)
que bueno que andes por acá.
se agradece el comentario.
Un honor che.
abrazo.

Prima Limón on 17 de septiembre de 2010, 22:43 dijo...

Me gusta lo que usted escribe signorina. :)

Albertina on 20 de septiembre de 2010, 20:45 dijo...

oh oh!!! gracias. La cosa es mutua.

Anónimo dijo...

me gusto

Flavio dijo...

No sé por qué siempre termino identificándome con el personaje "Alguien", en cada uno de tus textos. Será porque a mí también empiezan a gustarme las que no me aceptan el café.

Anónimo dijo...

Sigo husmeando y me embarro más. Es un linda sensación

Albertina on 20 de octubre de 2010, 18:05 dijo...

flavio: que no te guste eso de que no te acepten el cafe. nonononono

anonimo: embárrese. Y cuando quiera dése a conocer.

 

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