viernes, 9 de enero de 2009

mas o menos me siento así

en 8:32
Estoy leyendo "El día de la Independencia" de Richard Ford. En la segunda página hay un párrafo que dice así:


Un hecho triste, claro, de la vida de los adultos es que uno ve cosas a las que nunca se adaptará que le apuntan desde el horizonte. Uno las ve como los problemas que son, uno se preocupa tremendamente por ellas, hace previsiones, toma precauciones, realiza ajustes; se dice a sí mismo que cambiará el modo en que hace las cosas. Pero no lo hace. No puede. En cierto modo, ya es demasiado tarde. A lo mejor incluso es peor: a lo mejor lo que se ve acercarse desde lejos no es lo auténtico, lo que asusta, sino sus repercusipnes. Y lo que uno teme que ocurra ya ha ocurrido. Es algo parecido a darse cuenta de que todos los grandes avances recientes de las ciencias médicas no nos serán de ninguna utilidad, aunque nos alegremos de ellos, esperemos que tengan a punto una vacuna a tiempo y pensemos que las cosas todavía podrían mejorar. Pero también es demasiado tarde. Y así se desarrolla nuestra vida antes de que nos demos cuenta de ello. Y se nos escapa. Ya lo dijo el poeta: «El modo como se nos escapan nuestras vidas es la vida.»

Estamos de acuerdo, me parece. Tal vez uno lee solamente para corroborar que tiene razón ja!

1 comentarios;

La Luna on 10 de enero de 2009, 2:52 dijo...

Milan Kundera me dijo al oído hace un tiempo algo que me recordó lo que acabo de leer:

“El mito del eterno retorno viene a decir, per negatio-nem, que una vida que desaparece de una vez para siempre, que no retorna, es como una sombra, carece de peso, está muerta de antemano y, si ha sido horrorosa, bella, elevada, ese horror, esa elevación o esa belleza nada significan. […] Digamos, por tanto, que la idea del eterno retorno significa cierta perspectiva desde la cual las cosas aparecen de un modo distinto ha como las conocemos: aparecen sin la circunstancia atenuante de su fugacidad. Esta circunstancia atenuante es la que nos impide pronunciar condena alguna. ¿Cómo es posible condenar algo fugaz?
[y al rato]
No existe posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero ¿qué valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni siquiera boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro.


Y no sé si tiene toda la razón, si es deprimente o solo real. Quien sabe.

Saludos.

 

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