miércoles, 21 de enero de 2009

uff!

en 9:37

Ya ves, no soy arquitecta. Apenas puedo meterme en la casa que otro construyó y vivir con unos pocos muebles.Es difícil para mí a esta altura. No dejo de compadecerme y cuando se hace de noche ya no sé bien qué hacer.
Estoy preocupada por las cosas que pasan fuera de mí: el calor, la crisis económica, el clima de Mar del Plata y la sequía en el campo.
Todo me confunde y me lleva a las orillas; ahí donde las cosas son de una manera u otra depende del paso que uno de.
Sin embargo, el miedo no me hace temblar. Me vuelvo una estatua viviente, de esas pintadas de blanco que vegetan en la peatonal. La parálisis es vertical, desde el cerebro a los pies y me hace sentir estúpida.
Me pregunto qué debería pasarme para ejecutar el primer movimiento; uno que se parezca a un paso de danza. Pegar un salto abriendo las piernas en ángulo y considerar el desgarro muscular como una consecuencia. Concentrar el dolor en los gestos y llevar los brazos hacia delante, como una aficionada.
Planeo una sonrisa anticipadamente. Antes de que las cosas empiecen a suceder. A dos horas de que abran los supermercados y los centros de pago rápido.
Estiro los labios hacia los costados y reparo en las manos; las venas poseen una elevación extraña, como queriendo salirse.
Me pregunto cuantas cosas conservo aún, innecesariamente.
Tomo el libro con el resto de las arterias que buscan permanecer dentro de mí. Decido continuar la lectura de ayer. El protagonista es un hombre de unos 40 años que se ha conformado con cierta idea apaciguada de la vida. Amortiza la resignación desde la fecha de la primera edición. Uno comienza a leerlo desde ahí y sabe que él va a hacer “lo que puede” con su trabajo, sus hijos y su ex mujer. Pero no pasará nada extraordinario.
Retomo en la parte donde habla de los turistas.
En el medio del viaje, me doy cuenta de que me equivoqué otra vez. No sé nada sobre Frank. Tampoco sobre mí.
Algo inesperado provoca el primer movimiento. Raspo con el dedo índice los restos de una mosca disecada que murió aplastada en la página 37.

8 comentarios

Juan Ignacio on 21 de enero de 2009, 16:58 dijo...

que bueno que no te disgusto mi chiste negro en el blog del gallo, jajaj

saludos!!!

Albertina on 21 de enero de 2009, 17:08 dijo...

jajajaj, me gustó el chiste. Tengo preferencia por ellos.

Anónimo dijo...

Te juro que escribís como un paso de danza a punto de ejecutarse.

AGUANTEJAURETCHE on 22 de enero de 2009, 11:20 dijo...

A mí lo que me encanta de Ernestino El Noble es la babita que sale despedida de su boca cuando discute.
Recuerdo cuando el gobierno anunció la estatización de los fondos de las AFJP, cómo discutiendo con Boudou, y al grito de "Se van a afanar la guita", miles de gotitas de saliva rociaban a quien estuviera a medio metro de él. Oh, triste destino, no haber estado ahí para recibir semejante libamen de mi Bienamado Ernestino El Noble TNmbaum!

El Conurbano on 22 de enero de 2009, 12:00 dijo...

el año pasado hice un blog que le gustaba mucho a Ernesto (de hecho lo llegó a recomendar al aire en su programa de mitre).
Por caracter transitivo tengo chances con ustedes?

Juan Ignacio on 23 de enero de 2009, 11:30 dijo...

Ah, y me reí mucho con tu descripción que pusiste en tu perfil!! jajaj

Anónimo dijo...

He enviado un par de txt suyos sin su autorización - aunque ya publicados - a amigos míos que, consideré, los necesitaban de urgencia. El efecto fue balsámico. Sepa usted disculpar y acepte a sus nuevos fans. Tintazul

Albertina on 26 de enero de 2009, 13:24 dijo...

Che, gracias a todos. Conurbano.. no entiendo mucho tu pregunta. Querés que te recomiende? Pasame el link.
Tinta Azul, no tengo problemas, pero de los efectos secundarios USTED ES LA RESPONSABLE.

GRACIAS GRACIAS GRACIAS POR PASAR POR ACA.

 

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